EL VUELO DE LA GAVIOTA
«Sí. Para mí fueron unos
momentos duros los que pasé al lado de Olga, al despertarme aquel día.
El casi constante remordimiento que, desde poco después de casarme con
ella, llevaba a cuestas, esa mañana se había incrementado de manera
inusual. El solo hecho de contemplar su faz, serena aunque matizada por
un cierto aire melancólico, me dejaba una sensación de tristeza que aún
me acompaña. ¿Por qué vivir de este modo?, pensé. Luego, al mirarla de
nuevo, una oleada de ternura me envolvió. Hubiera querido besarla en los
labios, suave, muy dulcemente, pero me contuve. Luego reflexioné sobre
la naturaleza del beso y llegué a la conclusión de que el beso tiene
tres dimensiones: cuando lo anhelas, cuando besas y... cuando dejas de
besar. Yo ansiaba besar a mi mujer. ¿Por qué no lo hice? Aún no puedo
responderme y no creo que nunca lo consiga. Sin embargo, pienso que, de
haberlo hecho, bastantes de los problemas que hoy me acucian podrían
haberse resuelto en gran medida. »
El autor cede sus derechos sobre la venta de este libro a la
Asociación Pequeños Príncipes
de ayuda directa a jóvenes de Honduras.
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